La Aldea Hippie: Una Crónica de Rescate y Aventura

Empezó como una simple "juntada" para pasar el rato, merendar, tomar mate y comer brownies cotesía de Mari (estaban buenísimos, entre paréntesis), hasta que... chan, chan, chan:


Ok. Idiotas hay en todos lados, pero que se te prendan fuego así los yuyos de la supuesta "reserva natural de Ciudad Universitaria", es demasiado. Además, los extinguidores de última generación utilizada por es personal que lleva orgullosamente en su remera "Facultad de Extactas y Naturales": ramas de árboles. No hace falta ser de exactas para saber que eso va a traer más problemas que soluciones. Pero los hombres le pusieron toda la onda, y para cuando se quisieron dar cuenta, la cosa estaba así:
 

O sea: mal. Muy mal. A todo esto, nosotras sacando fotos, yo filmando (como periodista me muero de hambre, sépanlo). La cuestión es que en mitad de mis deseos porque se prenda fuego uno de los árboles (hay una pirómana en mí que no puedo ocultar), uno de los grones de mantenimiento levanta un cachorrito de gato y se lo queda mirando. Y sus ojos van del gato al pastizal que está como a dos metros y medio para abajo de donde está él, de vuelta al gato, de vuelta al pastizal. Y así, hasta que decide tirar el gato al carajo. Ese pobre felinito no tenía más de cuatro meses, e igual lo tiró. Copado el grone, copaaaaadooo...!
Jesi ya había dado al pobre gatín por muerto, pero con Mari nos miramos y yo le digo: "quiero saber dónde está el gato". Y ella me responde: "yo también". Entonces nos acercamos al pastizal (que para que se hagan una idea tiene unos pastos secos y cardos de más de medio metro de alto, no se ve si hay piso, si hay vacío, no se ve una garcha), y miramos a la nada, porque no se entiende nada ahí abajo, y de repente escuchamos al gato maullando. El grone tira-gatos nos dice: "bajá, bajá, que se puede pisar por ahí". No, claro, ni hablemos de que VOS bajes a buscar al gato que casi matás, ¿no? Nooo, ¿para qué? Gracias.
Una vez más nos miramos con Mariel, y le digo algo así como: "¿Me acompañás?". Y me mando. Ella me sigue valiente, porque claramente yo estoy re loca, y lo dejamos de escuchar. Bueh, yo lo dejo de escuchar porque además de loca estoy súper sorda, pero ella me dice que todavía lo escucha. Entonces me adentro un poco más, y me intento subir a una banquina, clavándome cualquier cantidad de cardos en las manos pensando: "si se entera mi familia de esto, me miran mal".
Lo peor fue que no pude subir. Después Mariel me ofrece su ayuda, y pretty much, que me empuja para arriba (era todo lo que buscaba). A todo esto, se apareció otro tipo de mantenimiento preguntando qué conchas estábamos buscando. Y cuando le respondemos que un gato, nos dice: "ah, pensé que se les había perdido plata", con ese tono de "locas de mierda, un gato del orto no vale la pena". Yeah, not for you...
Pero en fin: ya cuando creí que todo estaba perdido, intenté calcular la trayectoria del gato, suponiendo que pudiera poner mis manos ñoñas en la velocidad de caída y más o menos el peso del gatín, pero fue imposible de concretar. Entonces, me doy media vuelta porque Mari se me empezó a cagar de risa en la cara cuando propuse el cálculo de trayectoria (lo cual, ahora que lo pienso tiene total sentido: o sea: no way que yo iba a poder calcular la trayectoria de nada nuca), y veo al gato. Si lo hubiese querido hacer a propósito, no me salía. Lo juro.
Me agacho, agarro el pequeño ser en mis manitas, y lo levanto triunfal como si fuera la mismísima Copa del Mundo. Y ahí es cuando me doy cuenta que se juntaron como diez personas a ver cómo se estaba prendiendo fuego todo, y yo como una pelotuda, levantando un gato. Igual, la dignidad la perdí hace mucho- y ni que me estuvieran viendo a mí, además. En fin: me voy a bajar de la banquina, con la ayuda de Mariel, obvio. Aún así, me caí de culo. Era eso o caerme de jeta y aplastar el gato al mejor estilo Lori ("The Walking Dead"); me clavé uno que otro cardo, pero yo estaba feliz porque había encontrado al gato.
Entonces, salimos triunfales del pastizal, las dos. Con un cachorro de gato en brazos y una canción en el corazón... ... ... what?! Lo que sea que eso signifique.


Anywho: después me di cuenta que nunca se me ocurrió que conchas íbamos a hacer con el gato una vez rescatado. Por suerte: a Mari se le ocurrió llevarlo a La Aldea Hippie. Entonces nos adentramos al pantano, donde hay como tres millones de gatos -ponele-, al mejor estilo Pokémon, pero no encontramos a nadie para decirle que le íbamos a encajar un gato más. Entonces yo digo: "dejalo acá, viven en manada, no pasa naranja". Pero en cuanto lo dejamos en el piso se acercaron unos gatos adultos y se pusieron a bufar re calientes porque le estábamos por encajar un cachorro nuevo, y por eso las chicas dijeron: "vamos a buscar a alguien, mejor". Yo pensé: "pues sí, como sea". Y así nos adentramos más.
Nos encontramos con una mina que parecía bastante no hippie, y nos dijo que vayamos a hablar con la gente de La Aldea. Caminamos un poco más, y ya el escenario se estaba empezando a sentir como una película stop-motion de Tim Burton meets "The Neverhood"® (si no sabés qué es "The Neverhood"®, salí de acá. Ya.), y no me estaba gustando nada.
Nos encontramos con un flaquito más antipático que Alicia Vinocur ("Albizia", para los amigos... o no tan amigos) que nos dijo que no era parte de la gang de los hippies y que no podía tomar decisiones. Pussy.
Después nos metimos en una de las casa de barro con un olor a mierda que no se bancaba, casi muero: posta. Y una minita sin depilar (parece que los de LOST® estaban equivocados, una no se depila automáticamente en cuanto se va a vivir a la naturaleza) con una pibita que se puso a gritar como loca (me dije para mis adentros: "ya está. Acá nos matan a las tres por ser outsiders"), pweo porque le gustó el gatito, gracias a Dios. Y entonces la mina nos dijo que tampoco podía tomar decisiones porque estaba "visitando". Chan. Entonces le llevó el gatito a un flaco que estaba en patas y con una cara de relajado impresionante, pelotudeando con un árbol o algo; y el tipo nos dice algo así como que no podía tomar la decisión de quedarse con el gato porque todos los demás "ciudadanos" de La Aldea Hippie no estaban. Se habían ido de excursión o algo, quizás había una convención de hippies en algún lado... uno nunca sabe con estas cosas.
Pero de buena onda, nos dice que nos lleva con la misteriosa Mirta: la mujer que alimenta a los gatos salvajes del pantano (¿qué van a ser salvajes esos gatos, son más panchos...?). Así que, completamente descalzo, nos lleva con Mirta, que prácticamente vive en El Gallinero (la cancha de River Plate, para desentedidos o ignorantes), y le pregunta si se puede quedar con Hermione (como la bautizamos. "Hermi", para los amigos) hasta que crezca y la pueda tirar en el pantano con los otros gatos.
Lo más loco de todo es que en la travesía con el hippie copado, nos acompañaron dos perros: Papacho y Perra (posta: se llama "Perra" la perra, originalísimo). Lo remarcable de este suceso, fue que Mirta parece tener, además de gatos, como cinco perros: los cuales salieron a cachar a Perra como si no hubiera mañana. Y el hippie copado grita: "¡Corre, Perra! ¡Corre como si te estuviera persiguiendo el mismísimo Demonio!"; así. En castellano neutro. No sólo me sorprendió que pudiera conjugar los verbos, sino que para ser una persona súper relax, y pseudo enajenada del mundo, parecía bastante normalito. No que nosotras seamos normales, hello?!, estudiamos en extactas, pero no sé. O sea: ¿qué es la felicidad? Yo estaba bien.
En resumen: Mari y Jesi se enamoraron (espero que platónicamente) del hippie copado, le encontramos hogar a Hermi, y yo quedé como una héroa. *rosas*, *rosas* para mí.<<

A continuación, voy a compartir un artículo escrito por alguien que lo presenció en carne propia: la mismísima Mariel.

Crónica del rescate de Hermione
(Hermi para los amigos)
 
por Mariel.






Estabamos Jésica, Emilia y yo sentadas fuera del pabellon II de Ciudad Universitaria cuando percibimos humo, miramos hacia el pastizal, que se supone que es reserva y de alli provenia el humo. Pensamos que era un intento de cortar el pasto ahorrandose el trabajo de usar una maquina. Pero a los 10 min aparecieron miembros del servicio de mantenimiento de Exactas, con elementos de alta tecnologia (Ramas de arboles) para extinguir el fuego que empezaba a crecer. Las ramas son un metodo poco efectivos para ese fin porque todavia no nos quedo claro si estaban apagando el fuego o lo estaban avivando. El fuego se extendia cuando uno de los hombres de las ramas encontro un gato, lo agarro y amenazaba con tirarlo del otro lado de la pared a otro pastizal (una zanja con pasto) para que no se queme, nosotras tres gritando que no lo tire sin éxito. Tiro el gato. Escuchamos que iban a llamar a los bomberos porque las ramas ya no podian controlar el fuego, aunque nunca lo controlaron. Emi y yo nos paramos para ver si estaba el gato y el que tiro el gato nos dice, bajen a ver si encuentran el gato. Emi me mira y me dice "me acompañas?" Buscando el gato por los yuyos, aparece un tipo y nos dice "Que buscan?", respondo "A un gato" y el chabon no dijo las ayudo, no no, dijo "Ah, pense que se les habia caido plata, no que buscaban a un gato". A todo esto, Emi escalando por los terrenos raros esos y tirando frases como "De donde tiro al gato? (trazando una linea imaginaria en el aire para describir la trayectoria)" y "Si calculamos el peso del gato y la trayectoria podemos saber donde cayo". Despues de esa ultima frase, corrio un yuyito y grito "Aca esta", y se paro victoriosa levantando al gato cual Rafiki en El Rey León. Salimos de la zanja esa llena de pasto y emprendimos viaje a la aldea hippie para buscarle hogar al gato que bautizamos Hermione. Llegamos al pantano donde esta la comunidad de gatos y nos dispusimos a buscar gente que cuide a Hermi, a pesar de la propuesta de Emi de dejarla con los gatos del pantano que se la querian comer. Ya en la aldea hippie, tras hablar anteriormente con 3 personas, encontramos a un chico que vivia ahi que nos dijo "no me pueden traer a este gatito, es imposible no querer quedarmelo" pero como no tenia el consentimiento de sus compañeros de aldea nos propuso llevar a Hermi con Mirta (la señora que les da de comer a los gatos del pantano). Caminamos hasta la casa de Mirta, que por suerte acepto cuidar a Hermi :)
En toda esta caminata, Jesi y yo nos enamoramos del hippie buena onda y muy amor y paz que consiguio un hogar para Hermi.
Estas cosas nos pasan solo a nosotras. <<

Videos relacionados con el tema:

cualquier relación con la vida real es pura coincidencia (no se violó ningún derecho de autor con el temita de Los Simpson®... Copyright & Copyleft, todos los derechos e izquierdos bien puestos)


No, no. Mari contando el episodio de Los Simpson... es mortal. Cómo me perdí cuando revoleó al gato, ese turro...

xo-

~ if you're listening to this... you are the resistance ~

No comments:

Post a Comment